A medida que nos hacemos mayores, aprendemos a dejar de
observar los acontecimientos con una perspectiva bidimensional. Lo que nos pasa
a diario o en un momento concreto a veces no es tan simple como para que
digamos: esto es bueno; esto es malo.
Vamos sabiendo que un mismo suceso puede llevar aparejadas
consecuencias tanto positivas como negativas. Del mismo modo que una
experiencia enriquecedora puede ocultar una pequeña mancha que la ensombrezca,
una situación negativa, incluso horrible para nosotros, puede esconder virtudes
tras de sí.
Otro conocido dicho a tener en cuenta: "No hay mal que
por bien no venga."
Centrémonos en las segundas situaciones, ya que lo positivo
es más fácil de digerir que lo otro.
Quizás lo mejor de lo peor que nos suceda es el aprendizaje
que obtenemos. A veces, un aprendizaje doloroso, pero nos acompañará por el
resto de nuestra vida. Éste nos ayudará, tanto a nosotros como a los que
caminan a nuestro lado.
Otra ventaja, la superación. Obviamente, todos queremos que
nos vaya bien en la vida, pero los problemas, los conflictos y los golpes de
infortunio aparecerán, lo queramos o no. Superar estos reveses, subir los
escalones hasta salir a la superficie del agujero en que caemos, nos
fortalecerá, sin duda alguna.
¿Hay más aspectos positivos? Claro que puede haberlos...
Un último apunte, que a mí me ha servido de mucho: Cuando lo
veas todo negro, deja de mirar. Concédete tiempo para respirar, para que la
situación repose, las aguas se calmen y la puedas abordar más adelante, con
SERENIDAD...
0 comentarios:
Publicar un comentario